Los nuevos templos son nuestros. No sólo en el sentido en que somos usuarios de estos lugares, sino que también somos depositarios de su uso: allí nos rendimos culto a nosotros mismos.
Puede ser disfrutando del lujo y el confort de un hotel con spa, como adquiriendo bienes materiales en un centro comercial. Desde una bien merecida cena hasta el derecho a comprar la emoción de perderlo todo apostando en un casino.
Estos templos están, pues, erigidos en nuestro honor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario